jueves, 24 de marzo de 2011

Antítesis

Ayer descubrí qué es un verso cojo.
El anterior lo era, por supuesto.
El segundo quedó corto y con lo puesto.
Este cuarto mide once por antojo.

¿Que rime en consonante? Pues...despojo.
¿Que case con supuesto? Deshonesto.
¿Que sean versos procaces? Mete incesto.
Este octavo no me entra por el ojo.

A golpes con la pluma va el terceto,
que, de momento, llega bien cuadrado.
Mas ahora en este verso me lo cargo.

Consonante y asonante cambio
(y no hablaremos pues de los acentos).
He aquí las vergüenzas de un soneto.

Laura García Sánchez

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