lunes, 28 de noviembre de 2011

¡Con la Iglesia hemos topado! Vol. III

Mi canto es el escombro de la ruina,
mi ruina es el espacio en que me faltas.
Tu falta me es la ausencia de la vida.
La vida es el pecado que tú marcas.

Tus marcas son las huellas de mi rima,
mis rimas son iglesias sin campanas,
sin curas, sin altar ni sacristías.
Tu iglesia es el sepulcro de mi alma.

Mi alma es el dictamen de tu olvido,
tu olvido, la oración que nunca acaba.
Me insulta el corazón si me redimo.

No es cierto que la fe mueva montañas,
ni el fin de este soneto es tan divino:
ahondar tu crucifijo en mis entrañas*.

* Verso cedido por Clara Criado